Número 3
Idiomas, escuelas y radios en Bolivia (2º ed.)
Autor:
Albó, Xavier
Año de edición: 1981
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Año de edición: 1981
Este texto es un trabajo pionero al mostrar el papel de las radioemisoras y los programas de radio en la educación de los pueblos indígenas pues fueron más abiertas a las lenguas indígenas que los propios establecimientos escolares, particularmente en el área andina.
La primera parte del libro lleva el título de “Dinámica socio-lingüística de Bolivia”. Primero describe la situación lingüística del país en los años 1970 en la que, además del castellano, las lenguas aymara y quechua ocupaban un lugar importante mientras que las lenguas habladas en tierras bajas se encontraban en franco retroceso. Si bien el castellano se irradió desde las ciudades, se constató que las lenguas indígenas fueron ganando terreno en las regiones de colonización en las tierras bajas. El castellano fue cada vez más utilizado en el campo pero las lenguas indígenas han ido ganando un mayor prestigio y un mayor ámbito de expresión en la música, el folklore, la religión y los programas radiofónicos.
La segunda parte evoca el tema de “Escuelas e idiomas”. La educación rural que se ha realmente desarrollado a partir de la segunda mitad del siglo XX. Hubo un genuino interés de los comunarios por mandar a sus hijos a la escuela. Sin embargo, los contenidos brindados eran muy urbanos y lingüísticamente, casi completamente castellanos. Eso se debía a la voluntad de facilitar la vida de los alumnos cuando tuvieran que desenvolverse en ámbitos urbanos, en trámites, etc. pero aquello ha implicado, indirectamente, cierto desprecio hacia sus propias lenguas. Además, los docentes rara vez se identificaban con la realidad de las comunidades donde enseñaban, fortaleciendo así su frustración y la de sus alumnos que buscaron alejarse de sus lugares de origen. Ante esta situación, el autor propuso que se debería revalorizar la educación rural con un cambio de actitud respecto a las lenguas indígenas, por ejemplo, mediante la implementación de la educación bilingüe.
En la tercera parte, el autor se concentra en el tema de “Radios e idiomas” pues es en el ámbito radiofónico donde se ha podido constatar avances notables respecto a los idiomas indígenas. Pese a ser propiedades de personas no indígenas, varias emisoras se han abierto a la periferia urbana popular y al campo; además, aumentó el número de oyentes campesinos gracias a la posibilidad de adquirir transistores. Varias radioemisoras transmitían de una a cuatro horas de programas en aymara, muy temprano en la mañana o por la tarde y ya había cuatro emisoras paceñas con una programación casi totalmente en aymara. Para el oyente, fue un gran avance pues se identificaba emocionalmente con estos programas. Escuchar el idioma y la música ha sido percibido como una suerte de “liberación” de la estructura dominante. Además, varios programas de gran éxito han contribuido a consolidar la identidad de quechuas y aymaras y han permitido el surgimiento de nuevas expresiones culturales de estos pueblos. Este movimiento espontáneo ha aportado a la integración nacional por medio del respeto a las lenguas y culturas nativas pese a que las emisoras también han fomentado el castellano y la cultura urbana. Los resultados logrados por estos medios de comunicación podrían dar mejores resultados educativos que los que proponía el sistema formal.
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La primera parte del libro lleva el título de “Dinámica socio-lingüística de Bolivia”. Primero describe la situación lingüística del país en los años 1970 en la que, además del castellano, las lenguas aymara y quechua ocupaban un lugar importante mientras que las lenguas habladas en tierras bajas se encontraban en franco retroceso. Si bien el castellano se irradió desde las ciudades, se constató que las lenguas indígenas fueron ganando terreno en las regiones de colonización en las tierras bajas. El castellano fue cada vez más utilizado en el campo pero las lenguas indígenas han ido ganando un mayor prestigio y un mayor ámbito de expresión en la música, el folklore, la religión y los programas radiofónicos.
La segunda parte evoca el tema de “Escuelas e idiomas”. La educación rural que se ha realmente desarrollado a partir de la segunda mitad del siglo XX. Hubo un genuino interés de los comunarios por mandar a sus hijos a la escuela. Sin embargo, los contenidos brindados eran muy urbanos y lingüísticamente, casi completamente castellanos. Eso se debía a la voluntad de facilitar la vida de los alumnos cuando tuvieran que desenvolverse en ámbitos urbanos, en trámites, etc. pero aquello ha implicado, indirectamente, cierto desprecio hacia sus propias lenguas. Además, los docentes rara vez se identificaban con la realidad de las comunidades donde enseñaban, fortaleciendo así su frustración y la de sus alumnos que buscaron alejarse de sus lugares de origen. Ante esta situación, el autor propuso que se debería revalorizar la educación rural con un cambio de actitud respecto a las lenguas indígenas, por ejemplo, mediante la implementación de la educación bilingüe.
En la tercera parte, el autor se concentra en el tema de “Radios e idiomas” pues es en el ámbito radiofónico donde se ha podido constatar avances notables respecto a los idiomas indígenas. Pese a ser propiedades de personas no indígenas, varias emisoras se han abierto a la periferia urbana popular y al campo; además, aumentó el número de oyentes campesinos gracias a la posibilidad de adquirir transistores. Varias radioemisoras transmitían de una a cuatro horas de programas en aymara, muy temprano en la mañana o por la tarde y ya había cuatro emisoras paceñas con una programación casi totalmente en aymara. Para el oyente, fue un gran avance pues se identificaba emocionalmente con estos programas. Escuchar el idioma y la música ha sido percibido como una suerte de “liberación” de la estructura dominante. Además, varios programas de gran éxito han contribuido a consolidar la identidad de quechuas y aymaras y han permitido el surgimiento de nuevas expresiones culturales de estos pueblos. Este movimiento espontáneo ha aportado a la integración nacional por medio del respeto a las lenguas y culturas nativas pese a que las emisoras también han fomentado el castellano y la cultura urbana. Los resultados logrados por estos medios de comunicación podrían dar mejores resultados educativos que los que proponía el sistema formal.
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