Número 27
La mina desde el guardatojo. Testimonio de Filemón Escobar
Autor:
Escobar, Filemón
Año de edición: 1986
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Año de edición: 1986
Filemón Escobar ha sido una figura emblemática en el sindicalismo minero (y posteriormente en la vida política de Bolivia). Su testimonio publicado por CIPCA ha surgido como respuesta o complemento al estudio Monteras y guardatojos de Olivia Harris y Xavier Albó (Cuaderno de investigación 7, 1975) y lo escribió en el año 1976.
El texto (que fue editado por Xavier Albó) está estructurado en siete capítulos, de extensión variable, en los que el autor dio su testimonio como trabajador perforista en la mina de Siglo XX de suerte que se trata de una suerte de biografía combinada con una etnografía. Empieza relatando la dinámica de “La gran mina” cuyo nombre no menciona pero su relato es tan convincente que el lector ya se siente en el campamento minero y en las entrañas de la mina. Luego, habla de los trabajadores mineros, un grupo social muy peculiar y de gran peso en la historia del país; tal como lo dice el autor: “la clase obrera minera se ha constituido en el eje de la economía” (p. 9). Además, explica cuales eran las diferentes actividades que realizan los mineros, dentro y fuera de la mina.
El capítulo siguiente recuerda la dolorosa historia de la represión a la que fueron expuestos los trabajadores mineros de la región, hasta la Masacre de San Juan (1967), de triste memoria, durante el gobierno del general René Barrientos. Luego, parte de su experiencia personal para evocar la experiencia de un “nuevo” en la mina: los trámites, el trato recibido por los empleados, la aclimatación al trabajo y otros aspectos de su vida laboral. Posteriormente, aborda el tema del proletariado minero que se caracteriza por su diversidad en el campo laboral y se destaca por su participación sindical. Evoca también la vida de las esposas de los mineros.
El sexto capítulo, titulado “Menos caja, más ley”, se refiere al sistema de trabajo y de explotación de los trabajadores mineros para lograr una mayor producción y productividad en beneficio de la empresa. Describe a detalle procedimientos como la llamada “medición”; como dice el autor, la medición sirve por un lado, para la empresa, “verificar los avances y pronosticar el agotamiento de la mina” y por otro lado, para los mineros, “verificar si han ganado o no” (p.62). Después de la medición, los mineros festejaban su trabajo. También explicó la importancia de dar mantenimiento a una mina para que la misma no se agote y al parecer, observaba que en esos años, dicho mantenimiento ya no era una prioridad, lo que lamentó.
El séptimo capítulo trata del tema de la “Fiesta en la mina”. A modo de compensar la dura vida del minero, existen numerosas fiestas ‒muchas de origen campesino‒ que permiten que los trabajadores y sus familias se relajaran y se alegraran. Pero para evitar que los mineros se desplazaran a sus pueblos para festejar perdiendo varios días de trabajo, las fiestas se han empezado a desarrollar en los mismos centros mineros. Los eventos más festejados se llevan a cabo en el mes de diciembre y en Carnaval. En diciembre, se celebra la Virgen o patrona de la mina, el Tío, la Pachamama (llamada “la Vieja”) y en Carnaval se expresa el respeto al trabajo, a sus herramientas y en ambos casos, se pide protección para la vida de los mineros.
El último y más breve capítulo aborda el tema del sindicalismo minero en el que los trabajadores luchan incansablemente por formarse y difundir sus demandas. “El obrero se forja en la mina como militante revolucionario”.
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El texto (que fue editado por Xavier Albó) está estructurado en siete capítulos, de extensión variable, en los que el autor dio su testimonio como trabajador perforista en la mina de Siglo XX de suerte que se trata de una suerte de biografía combinada con una etnografía. Empieza relatando la dinámica de “La gran mina” cuyo nombre no menciona pero su relato es tan convincente que el lector ya se siente en el campamento minero y en las entrañas de la mina. Luego, habla de los trabajadores mineros, un grupo social muy peculiar y de gran peso en la historia del país; tal como lo dice el autor: “la clase obrera minera se ha constituido en el eje de la economía” (p. 9). Además, explica cuales eran las diferentes actividades que realizan los mineros, dentro y fuera de la mina.
El capítulo siguiente recuerda la dolorosa historia de la represión a la que fueron expuestos los trabajadores mineros de la región, hasta la Masacre de San Juan (1967), de triste memoria, durante el gobierno del general René Barrientos. Luego, parte de su experiencia personal para evocar la experiencia de un “nuevo” en la mina: los trámites, el trato recibido por los empleados, la aclimatación al trabajo y otros aspectos de su vida laboral. Posteriormente, aborda el tema del proletariado minero que se caracteriza por su diversidad en el campo laboral y se destaca por su participación sindical. Evoca también la vida de las esposas de los mineros.
El sexto capítulo, titulado “Menos caja, más ley”, se refiere al sistema de trabajo y de explotación de los trabajadores mineros para lograr una mayor producción y productividad en beneficio de la empresa. Describe a detalle procedimientos como la llamada “medición”; como dice el autor, la medición sirve por un lado, para la empresa, “verificar los avances y pronosticar el agotamiento de la mina” y por otro lado, para los mineros, “verificar si han ganado o no” (p.62). Después de la medición, los mineros festejaban su trabajo. También explicó la importancia de dar mantenimiento a una mina para que la misma no se agote y al parecer, observaba que en esos años, dicho mantenimiento ya no era una prioridad, lo que lamentó.
El séptimo capítulo trata del tema de la “Fiesta en la mina”. A modo de compensar la dura vida del minero, existen numerosas fiestas ‒muchas de origen campesino‒ que permiten que los trabajadores y sus familias se relajaran y se alegraran. Pero para evitar que los mineros se desplazaran a sus pueblos para festejar perdiendo varios días de trabajo, las fiestas se han empezado a desarrollar en los mismos centros mineros. Los eventos más festejados se llevan a cabo en el mes de diciembre y en Carnaval. En diciembre, se celebra la Virgen o patrona de la mina, el Tío, la Pachamama (llamada “la Vieja”) y en Carnaval se expresa el respeto al trabajo, a sus herramientas y en ambos casos, se pide protección para la vida de los mineros.
El último y más breve capítulo aborda el tema del sindicalismo minero en el que los trabajadores luchan incansablemente por formarse y difundir sus demandas. “El obrero se forja en la mina como militante revolucionario”.
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