Número 29
Chukiyawu: la cara aymara de La Paz. IV: Nuevos lazos con el campo
Autor:
Albó, Xavier; Godofredo Sandoval; Tomás Greaves
Año de edición: 1987
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Año de edición: 1987
Este es el cuarto volumen de la serie Chukiyawu: la cara aymara de La Paz y está enfocado en el establecimiento de nuevas relaciones entre los aymaras urbanos y el campo.
Empieza recordando la importancia de la comunidad y el hecho de poseer un terreno en la misma, lo que desarrolla lazos persistentes. En otro capítulo se habla de los “Regalos, ayudas y cariño”, mostrando cómo en un contexto de crisis económica, las relaciones de solidaridad y de reciprocidad se han fortalecido entre el campo y la ciudad. El tema del “Retorno al lugar de origen” es objeto de otro capítulo en el que se estudian los factores que propiciaron dicho retorno: las tierras, ciertamente pero también las costumbres.
De nuevo en la ciudad, “Las asociaciones de residentes” son estudiadas desde el punto de vista de las relaciones entre residentes, sus organizaciones y sobre todo las actividades que realizaban en provecho de su comunidad de origen. Los últimos capítulos evocan a los residentes y en la manera en que éstos se preguntaron acerca del futuro de los campesinos y se expresaron acerca de la decisión de ir o no a la ciudad: algunos estuvieron de acuerdo, otros se opusieron rotundamente y otros demostraron indiferencia al respecto. Esos consejos variaban si eran emitidos por hombres o por mujeres, por jóvenes o por personas mayores.
Finalmente, el último capítulo, titula “Las nuevas minorías activas de residentes: identidades y sentidos de su acción”. Habla de los migrantes que llegaron a La Paz en los años 1970 y se desmarcaron del conjunto tradicional de campesinos migrantes al ser mucho más apegados a su identidad aymara. Como señalan los autores, son “hijos de la Revolución de 1952”, que vivieron una socialización distinta a la de sus padres y tuvieron una mayor experiencia de relacionamiento con otros sectores de la sociedad. Además, accedieron a la educación escolar y unos cuantos a la universidad. Entre ellos, algunos contribuyeron a la formación de una “intelectualidad indígena”. Su inserción no fue fácil y las ofertas laborales no fueron suficientes para la cantidad de migrantes campesinos que llegaban a la ciudad por lo que su búsqueda de trabajo tuvo que diversificarse. Por otro lado, tuvieron que enfrentar barreras de discriminación, al igual que las generaciones anteriores, lo que generó expresiones de rebeldía entre ellos y la búsqueda de oportunidades: “Estas minorías aymaras insertas en una sociedad urbana anti-campesina y anti-aymara visualizan la solución del problema en la creación de un movimiento colectivo que se afirma en lo aymara y en lo campesino” (p. 150). Aquello tuvo repercusiones en el ámbito sindical, político y cultural y varias instituciones fueron creadas a partir de entonces. Otros rubros se desarrollaron o tuvieron un mayor reconocimiento: la medicina tradicional, la educación popular, la comunicación popular, etc. Todas aquello señalaba la gestación de un importante cambio que impactaría desde entonces en la vida de los aymaras urbanos y no tan urbanos.
Todos los capítulos cuentan con notas finales y un conjunto de cuadros detallados realizados sobre la base de la encuesta inicial desarrollada por CIPCA.
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Empieza recordando la importancia de la comunidad y el hecho de poseer un terreno en la misma, lo que desarrolla lazos persistentes. En otro capítulo se habla de los “Regalos, ayudas y cariño”, mostrando cómo en un contexto de crisis económica, las relaciones de solidaridad y de reciprocidad se han fortalecido entre el campo y la ciudad. El tema del “Retorno al lugar de origen” es objeto de otro capítulo en el que se estudian los factores que propiciaron dicho retorno: las tierras, ciertamente pero también las costumbres.
De nuevo en la ciudad, “Las asociaciones de residentes” son estudiadas desde el punto de vista de las relaciones entre residentes, sus organizaciones y sobre todo las actividades que realizaban en provecho de su comunidad de origen. Los últimos capítulos evocan a los residentes y en la manera en que éstos se preguntaron acerca del futuro de los campesinos y se expresaron acerca de la decisión de ir o no a la ciudad: algunos estuvieron de acuerdo, otros se opusieron rotundamente y otros demostraron indiferencia al respecto. Esos consejos variaban si eran emitidos por hombres o por mujeres, por jóvenes o por personas mayores.
Finalmente, el último capítulo, titula “Las nuevas minorías activas de residentes: identidades y sentidos de su acción”. Habla de los migrantes que llegaron a La Paz en los años 1970 y se desmarcaron del conjunto tradicional de campesinos migrantes al ser mucho más apegados a su identidad aymara. Como señalan los autores, son “hijos de la Revolución de 1952”, que vivieron una socialización distinta a la de sus padres y tuvieron una mayor experiencia de relacionamiento con otros sectores de la sociedad. Además, accedieron a la educación escolar y unos cuantos a la universidad. Entre ellos, algunos contribuyeron a la formación de una “intelectualidad indígena”. Su inserción no fue fácil y las ofertas laborales no fueron suficientes para la cantidad de migrantes campesinos que llegaban a la ciudad por lo que su búsqueda de trabajo tuvo que diversificarse. Por otro lado, tuvieron que enfrentar barreras de discriminación, al igual que las generaciones anteriores, lo que generó expresiones de rebeldía entre ellos y la búsqueda de oportunidades: “Estas minorías aymaras insertas en una sociedad urbana anti-campesina y anti-aymara visualizan la solución del problema en la creación de un movimiento colectivo que se afirma en lo aymara y en lo campesino” (p. 150). Aquello tuvo repercusiones en el ámbito sindical, político y cultural y varias instituciones fueron creadas a partir de entonces. Otros rubros se desarrollaron o tuvieron un mayor reconocimiento: la medicina tradicional, la educación popular, la comunicación popular, etc. Todas aquello señalaba la gestación de un importante cambio que impactaría desde entonces en la vida de los aymaras urbanos y no tan urbanos.
Todos los capítulos cuentan con notas finales y un conjunto de cuadros detallados realizados sobre la base de la encuesta inicial desarrollada por CIPCA.
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