Número 51
Médicos y yatiris. Salud e interculturalidad en el Altiplano Aymara
Autor:
Fernández Juárez, Gerardo
Año de edición: 1999
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Año de edición: 1999
Cuando se empezó a introducir cambios en la percepción de la salud pública por parte de las autoridades en la materia y se inició el reconocimiento de la “medicina tradicional” por las mismas, este libro del antropólogo español Gerardo Fernández Juárez constituye una aproximación al tema basada en la investigación que realizó en el altiplano paceño.
Bajo el título de “Un primer vistazo”, el autor relata su experiencia en el acercamiento a los miembros de una comunidad inicialmente reacia al uso de la medicina occidental pero que, poco a poco, se fue acercando a la misma. Así se logró una “complementariedad de estrategias en el dominio de la salud”, uniendo a médicos, yatiris, padres de familia y enfermos, tomando en cuenta la cultura aymara.
Fernández recoge algunos testimonios de comunarios aymaras, hombres y mujeres, que muestran diferentes puntos de vista sobre la medicina tradicional y su relación con la medicina “convencional”. Complementa esta información con sus notas de campo donde se destaca la desconfianza de los aymaras hacia los médicos y la afirmación que los hospitales son solamente lugares “donde la gente se va a morir”. En otro capítulo, presenta el testimonio de “Un kallawaya en La Paz. Los kallawayas son “especialistas rituales y médicos considerados ‘naturistas’ por su extenso conocimiento de especies herbáceas en los tratamientos terapéuticos que realizan” (p.85). Proceden de los valles templados de la provincia Larecaja, al norte de La Paz. Han logrado ser reconocidos por el Estado boliviano y el espectro social y geográfico de sus pacientes es amplio.
El cuarto capítulo estudia a “Los ‘sabios’ locales frente a la aflicción”, es decir por un lado a los yatiris y los ch’amakanis y por otro lado, los kallawayas. Ellos tratan enfermedades “cuya naturaleza, etiología y tratamiento responden a una sintomatología de marcado carácter cultural” (p.125).
En “La tutela de las sombras”, el autor evoca a quienes pueden “agarrar” a los habitantes del altiplano y llevárselos. En realidad, se llevan una de sus sombras, ya que el ser humano está formado por tres sombras (kimsa ch’iwi). El resultado es un malestar creciente que debe ser atendido rápidamente para evitar que las víctimas puedan empeorar. La recuperación de la sombra es una ardua tarea.
El sexto capítulo aborda el tema de los “Cuerpos abiertos y cerrados”; bajo ese nombre, el autor propone “ver ciertas prerrogativas sobre el cuerpo humano, la manera de estar configurado, la alimentación y la forma como las comunidades aymaras trenzan su cuerpo biológico y social enfrentando cualquier tipo de conflictos y dolencias” (p.167).
Finalmente, Fernández concluye su libro con “Médico y yatiri en pareja, como chachawarmi”, una reflexión y unas propuestas sobre la medicina y la interculturalidad.
El libro cuenta con por dos comentarios que representan, a su manera, las dos visiones en las que se debería desarrollar la medicina boliviana: “La perspectiva de un médico”, de Enrique Pinto y “Complementación de las dos medicinas en el campo”, de Jaime Zalles.
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Bajo el título de “Un primer vistazo”, el autor relata su experiencia en el acercamiento a los miembros de una comunidad inicialmente reacia al uso de la medicina occidental pero que, poco a poco, se fue acercando a la misma. Así se logró una “complementariedad de estrategias en el dominio de la salud”, uniendo a médicos, yatiris, padres de familia y enfermos, tomando en cuenta la cultura aymara.
Fernández recoge algunos testimonios de comunarios aymaras, hombres y mujeres, que muestran diferentes puntos de vista sobre la medicina tradicional y su relación con la medicina “convencional”. Complementa esta información con sus notas de campo donde se destaca la desconfianza de los aymaras hacia los médicos y la afirmación que los hospitales son solamente lugares “donde la gente se va a morir”. En otro capítulo, presenta el testimonio de “Un kallawaya en La Paz. Los kallawayas son “especialistas rituales y médicos considerados ‘naturistas’ por su extenso conocimiento de especies herbáceas en los tratamientos terapéuticos que realizan” (p.85). Proceden de los valles templados de la provincia Larecaja, al norte de La Paz. Han logrado ser reconocidos por el Estado boliviano y el espectro social y geográfico de sus pacientes es amplio.
El cuarto capítulo estudia a “Los ‘sabios’ locales frente a la aflicción”, es decir por un lado a los yatiris y los ch’amakanis y por otro lado, los kallawayas. Ellos tratan enfermedades “cuya naturaleza, etiología y tratamiento responden a una sintomatología de marcado carácter cultural” (p.125).
En “La tutela de las sombras”, el autor evoca a quienes pueden “agarrar” a los habitantes del altiplano y llevárselos. En realidad, se llevan una de sus sombras, ya que el ser humano está formado por tres sombras (kimsa ch’iwi). El resultado es un malestar creciente que debe ser atendido rápidamente para evitar que las víctimas puedan empeorar. La recuperación de la sombra es una ardua tarea.
El sexto capítulo aborda el tema de los “Cuerpos abiertos y cerrados”; bajo ese nombre, el autor propone “ver ciertas prerrogativas sobre el cuerpo humano, la manera de estar configurado, la alimentación y la forma como las comunidades aymaras trenzan su cuerpo biológico y social enfrentando cualquier tipo de conflictos y dolencias” (p.167).
Finalmente, Fernández concluye su libro con “Médico y yatiri en pareja, como chachawarmi”, una reflexión y unas propuestas sobre la medicina y la interculturalidad.
El libro cuenta con por dos comentarios que representan, a su manera, las dos visiones en las que se debería desarrollar la medicina boliviana: “La perspectiva de un médico”, de Enrique Pinto y “Complementación de las dos medicinas en el campo”, de Jaime Zalles.
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Desde el inicio de CIPCA la investigación fue parte del proyecto institucional, una acción siempre ligada a la reflexión instituida como forma de trabajo por los jesuitas fundadores. A lo largo de 50 años se han efectuado investigaciones de carácter académico e investigaciones aplicadas para generar información y reflexión internamente y para transmitir y compartir conocimientos con un público más amplio, con miras a incidir en las decisiones de actores públicos y privados relacionados con el desarrollo rural.
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